Kevin Mancojo

Diario de a bordo


2 comentarios

La boca, la reguladora de concentración

Hoy, por casualidades de la vida, me di cuenta de algo curioso. Estaba en el coche con mi madre saliendo de un parking y me fijé en el hombre que iba a entrar. Estaba concentrado, preocupándose de que no viniera ni saliera nadie para poder entrar él. Lo curioso de esto fue la boca medio abierta de aquella persona. Acto seguido miré a mi madre y vi lo mismo. Me reí levemente y me paré a pensar…

Mi primera pregunta fue: ¿Por qué abrieron la boca? Pude responderme rápidamente; estaban concentrados. Me resultó interesante el hecho de que, tras aquello, se me ocurrieran muchas otras situaciones en las que hacemos lo mismo: cuando atendemos a alguien que cuenta algo que nos llama mucho la atención (no hablo de bostezar). No nos damos cuenta, pero muchos, poco a poco vamos abriendo la boca, aunque sea mínimo.

Incluso en los momentos en los que desconectamos del mundo. Nos concentramos en lo que vamos a hacer luego o en lo que nos ha pasado hace una hora y acabamos con la misma expresión.

Cuando vemos una obra de arte, ya sea un cuadro, una escultura, un monumento, etc. Yo mismo he mirado de abajo arriba catedrales con la boca más abierta que un león a punto de dormir una de sus muchas siestas.

Las chicas que se pintan la raya del ojo. Ellas si que saben lo que es estar concentradas en esos minutos de tensión.

Supongo que habrá muchas otras situaciones que se os acaban de ocurrir al leer esto.

Solo he de decir que, de lo complejo que es nuestro cerebro, nos hace parecer tontos. Pobre de todos los que nos concentramos y tengamos el típico amigo que nos lance cosas.

Espero volver con alguna otra locura como esta.


Deja un comentario

Fuerza mental

Hace poco tuve una de esas tardes en las que uno se dedica a navegar por internet y cruzarse con cosas curiosas. Fue una de esas tardes que para mí son muy fructíferas. Son una manera de ver las cosas desde otro punto de vista y de  crecer un poquito más. O tal vez simplemente me hace ver algo que nunca me había parado a pensar. En este caso supongo que era un poco de ambas.

Dejo el link y después comento los puntos que más me llamaron la atención: http://www.upsocl.com/inspiracion/13-cosas-que-las-personas-mentalmente-fuertes-no-hacen/

Los dos primeros puntos me gustaron mucho cuando los leí. Yo al principio no pensaba de esa forma. Había cosas que me afectaban, por lo que no estaba feliz, no estaba a gusto. Así que poco a poco comencé a actuar y pensar de la misma manera que una persona con esa fuerza mental. Me di cuenta que yo podía decidir si algo me afectaba o no. Si lo que otros decían me pudiera herir o simplemente ignorarlo. Si alguna situación me desagradaba o si la podía modificar para mi bienestar.

El tercer punto fue como un destello al leerlo. Fue con el que más me identifiqué. Nunca le he temido a los cambios, todo lo contrario. Siempre me ha gustado vivir algo diferente cada día sin miedo a adaptarme a lo que pudiera venir. A veces necesitamos ajustarnos a lo que viene y convivir con ello de la mejor manera posible. No podemos vivir en el pasado, solo podemos aprender de él.

Cuarto punto: lo comparé un poco con la madre naturaleza. Una persona me dijo una vez que si el planeta Tierra nos quiere fuera de su hogar, nos echará sin problemas. Quiero decir con esto que a veces  puede ocurrirnos algo que no podamos evitar de ninguna manera y entonces viene mi pregunta: ¿Para qué gastar el tiempo en algo inevitable? No quiero decir con esto que pasemos de las cosas, pues soy el primero que pelea por las cosas con fiereza, pero sí que hay momentos que debemos afrontar los hechos y seguir adelante. No podemos estancarnos constantemente, debemos continuar nuestro camino.

Salto al punto nueve (también me vi reflejado en los otros puntos, pero no tengo mucho que decir a parte de lo que describen): admiro a algunas personas que han llegado lejos por sus actos. Personas que están en la cima o que han vivido situaciones alucinantes porque se han dedicado a ello con perseverancia. Para mí es una manera de ver que yo tarde o temprano podré alcanzar mis objetivos.

De nuevo doy un pequeño salto. El 11 lo comprendí hace poco, especialmente la última frase en la que dice que la felicidad no depende de otras personas. Tenía miedo a estar solo, de no tener a alguien a mi lado. Pero vi que eso también podía depender de mí. Esa necesidad podía saciarla yo mismo sintiéndome feliz conmigo mismo. Entendí que debía completarme yo mismo y no otra persona. Lógicamente disfrutaré de la compañía de la gente, pero también trataré de no hacer que mi felicidad dependa de ella.

Sinceramente pienso un poco diferente a lo que se describe en el punto 12. Hace poco me di cuenta que nadie debe esperar nada de nadie. El motivo es simple: cada uno hace lo que quiere porque quiere. Ahora no penséis solo en las personas egoístas e interesadas con las que os habéis cruzado, pensad en las buenas y humildes que en algún momento dado ayudan a otras sin motivo alguno. No creáis que solo hay gente mala. No hay mal sin bien así que recordad que, aunque os cueste un poquito, habrá alguien generoso que decida gastar el tiempo ayudando a otros. Yo me he cruzado con personas así y valen la pena.

El último punto lo tengo muy en cuenta actualmente. Sé que las cosas no son inmediatas. Como dije antes, las cosas cuestan trabajo y constancia. Lo bueno es que cuanto más tiempo pase, más beneficios se ven y es algo que satisface a cualquier persona. Algo que se alzó de un grano de arena se convirtió en un castillo.

Quiero acabar diciendo que a veces necesitamos ver las cosas desde otro punto de vista que no sea el nuestro. Y esta nueva perspectiva que descubrí es una de mis favoritas. Trato de acoger gran parte de estas ideas y por suerte las he ido adquiriendo con el tiempo. Espero que algunas os hayan servido como me sirvieron a mí en su momento.


Deja un comentario

Hora de motivarnos

Hace poco me llamaron de uno de los centros de Aidemar, puesto que me ofrecí para dar charlas y tratar de demostrar que a pesar de las dificultades se puede seguir adelante. Siempre es mejor tener un ejemplo vivo delante y escuchar las historias que puede contar, algo que a mí siempre me ha fascinado.

Pude quedar con la persona que llamó y me explicó un poco el motivo y las intenciones para que diera la charla. Y a veces ciertas personas tienen dificultades, pero otras tienen algunos extras incluidos.

Por suerte algunos pudimos disfrutar de nuestras familias. Algunos más y otros menos, pero pudimos hacerlo. Otros en cambio no. Esto, más sus propios problemas, dificulta un poco la visión de las motivaciones que cada uno pueda llegar a tener, de los objetivos que se pueda marcar cada individuo. Pero eso no quita que no los haya. Esto solo nos indica que debemos pelear con más fuerza, con más ganas y no desistir por muy difícil que sea la meta. Será así como podremos completarnos como persona. Poco a poco nos iremos completando como un puzzle de miles de piezas, pero que vamos construyendo sin parar.

Debemos encontrar nuestros objetivos y serles fieles, aunquen nos parezcan alocados. Si no lo intentamos no sabremos lo que ocurrirá y tal vez, de esa forma, perdamos una gran oportunidad, la oportunidad de nuestras vidas.

Así que mi objetivo para este viernes en la charla será darles las ganas de vivir por y para algo que de verdad deseen, demostrándoles que yo poco a poco voy cumpliendo mis propios sueños con cada paso que doy y hacerles ver que mis problemas no me lo impedirán.