Kevin Mancojo

Diario de a bordo


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El casco

Una de las cosas que suelo contar en las charlas y que intento describir de una forma graciosa para que podamos reírnos, es que si uno se cae aprendiendo a andar con dos piernas sanas, un crío como yo lo tiene el doble de difícil.

La pata me la pusieron desde bien pequeño y lógicamente tenía que aprender a caminar con ella. Sin embargo, los porrazos eran lo más habitual y al no tener manos con las que apoyarme en la caída pues… lo hacía mi cabeza (así me he quedado).

Acabé con muchos moratones y obviamente eso no iba a acabar bien, así que mis padres llegaron a pensar en comprarme un casco para salvar mi futura tontuna (no lo consiguieron, sigo siendo muy bobo a ratos).

Lo curioso de aquello es que fue como un aviso para mí o un chantaje o un reto, no lo sé, pero después de esa idea, aprendí a andar con la pierna artificial y evité acabar como un pequeño jugador de rugby estampándose contra el suelo cada dos por tres.


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Radio: Podcast 27/10/2014

Ya está el podcast de esta semana y aquí os lo dejo: Gestiona Radio. En el minuto 0:31 más o menos es mi turno.

Al igual que en la anterior ocasión, vuelvo a hablar de mis chicos de 1ºG. Menciono mi pedazo resfriado y lógicamente hablo de los trending topic de la semana: Kojak, la fábrica de chucherías cerró, el nuevo programa de Adán y Eva, Pablo Iglesias en Ecuador…

Además de mencionar el tema de la corrupción que actualmente es de lo que más se habla. Y en base a eso cogimos un vídeo que plasmaba este asunto, pero de una manera algo cómica.

También pusimos otro vídeo que trataba de los gazapos de la radio. Os reiréis con algunos.


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«Cazadores de sombras: Ciudad de cristal»

Por fin he acabado «Cazadores de sombras: Ciudad de cristal» de Cassandra Clare. Y sí, sueno aliviado. Se debe a que se me hizo pesado.

Resumiré brevemente: es el tercer libro de una saga bastante amplia (según he visto) y aquí la protagonista, Clary, necesita viajar hasta Idris para salvar a su madre, pero Jace, su hermano, no quiere que vaya. Además, los cazadores de sombras acaban encarcelando a Simon, el mejor amigo de la chica. El mayor de los problemas llega cuando Valentine, el padre de la muchacha, decide acabar con todos los cazadores de sombras. Es entonces cuando deben tomar la decisión de si se alían  con vampiros, hombres lobo, hadas y magos para poder derrotarlo, o simplemente aceptan rendirse.

Había capítulos muy interesantes que enganchaban, pero otros… bueno, solo quería que terminasen, que eso fue lo que me pasó con casi todos.

Las descripciones de personajes está muy interesante, eso tengo que admitirlo. Se plasman imágenes bastante claras de cada uno de ellos.

Lo malo es que la lectura se hace algo pesada cuando trata de describir tantos detalles del lugar y del ambiente. Personalmente me parece estar bastante rellenado con ese tipo de situaciones. Solo me intrigaba la parte en que sucedía algo importante como una pelea o una conversación que revelaba algún misterio.

La trama en sí está bien; todas las dudas que se presentan en un comienzo se van resolviendo con el tiempo. Supongo que es de las cosas que me ha mantenido pegado a la historia.

No tengo mucho más que decir la verdad. No le doy un suspenso a este libro, pero tampoco se acerca a mis favoritos.


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Mi 1ºG

De nuevo he estado con los chicos de la semana pasada y nuevamente ha sido muy interesante, salí de allí muy contento.

Empiezo a preocuparme por ellos, a pensar en cosas que puedo hacer o que podrían hacer. Incluso tengo una libretita dedicada solo para eso, todas mis ideas las apunto ahí.

Los alumnos ya lo saben, les dije que para mí eran un reto y que siguen siéndolo. Ya no solo como un público diferente al que enfrentarme, sino como mis chicos (y chicas, que hay dos) a los que les puedo enseñar muchas cosas de manera diferente.

Siempre trataré de hacerlo divertido, pero creo que también necesito momentos en los que les obligue a recapacitar sobre sus acciones en determinadas situaciones. Hoy lo hice, me centré en eso, sin perder momentos graciosos, claro está. Sin embargo, un porcentaje bastante alto de la charla de hoy ha sido sobre la actitud que cada uno puede tomar y las repercusiones que esta tiene en un futuro.

Por el comportamiento y las caras de los chicos creo que he conseguido el objetivo de hoy y espero seguir este camino.

«Nadie es malo hasta que me demuestren lo contrario». Eso me dijo un profesor hace varios años y eso me ocurrirá con mi 1ºG.


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Capítulo 3: El accidente

-Seguro que fue alguna otra persona que pasaba por allí o algo- me dice Víctor tras contarle lo que me pasó.

Estamos en la cantina de la facultad. Desde lo sucedido anoche, necesitaba hablar sobre esto con alguien.

-¿Y lo del artículo? ¿Qué me dices de eso?- sigo insistiendo con esta extraña situación.

-Fue casualidad. Yo todavía no me la he mirado, tal vez ni sea la misma. A lo mejor no es el mismo crucero en el que murieron tus padres- su voz indiferente trata de no darle importancia al asunto.

-No creo que haya muchos casos así, sería demasiada casualidad- Víctor le da un sorbo al café mientras me mira, por lo que hay un breve silencio y continuo-. Además, esa sonrisa…- miro a mi alrededor tratando de evitar fisgones y sobre todo, evitando ser escuchado por el profesor- Tú no la viste, pero eso no era normal. Ocultaba algo, te lo aseguro.

-¿Qué narices iba a ocultar?- empieza a subir el tono. Supongo que lo estaré volviendo loco a él también.

-Y yo que sé- sueno desesperado.

-Lo siento, tío, pero me largo. Cuando estés más calmado hablamos- no suena cabreado, más bien triste por haber intentado quitarme la retorcida idea de la cabeza de que algo va mal y no haberlo conseguido-. Deberías dejar el tema a un lado y empezar con el trabajo. Yo estaré en la biblioteca haciéndolo- se levanta de la silla y coge sus cosas para marcharse.

-Perdona…- trato de disculparme en un susurro que apenas oigo yo mismo, a la vez que tengo la mirada perdida, fijada en su taza vacía.

Tras un minuto allí, sin saber qué pensar, me levanto y empiezo a caminar sin rumbo. Todo sigue siendo demasiado raro, demasiadas coincidencias. En cambio, sigo sin saber el porqué está sucediendo todo esto, no le encuentro ninguna relación; apenas conozco al profesor y no he hecho nada que yo sepa para que me persigan.

Sigo deambulando por los pasillos de la facultad y de nuevo tengo la sensación de anoche. Me estoy volviendo loco. No puede ser. Miro por todas partes de una manera sutil, no quiero que los demás me tomen por majareta, sin embargo no hay nadie sospechoso. Solo estudiantes y profesores que merodean por ahí.

-Imposible…- susurro lo suficientemente bajo para que nadie me escuche.

Decido sentarme en un banco que hay pegado a la pared, cojo los auriculares para escuchar música y saco el artículo de la mochila. Sin duda, es el accidente en que mis padres murieron, la fotografía, la fecha, el número de fallecidos… todo coincide.

Después de casi media hora de tranquilidad, parece que la ansiedad ha desaparecido. Guardo las cosas y me levanto, ya estoy más calmado, es el momento para disculparme decentemente con Víctor.

Al verme llegar, voltea a toda velocidad los folios que tenía sobre la mesa.

-¿Y eso?- le pregunto intrigado.

-Nada, da igual- suena nervioso, ni siquiera me mira a los ojos.

-¿Qué ocurre…?- me agacho hacia él, trato de coger sus cosas y me lo impide sujetando mi mano.

-Será mejor que lo dejes- insiste mientras me suelta.

-¿Has averiguado algo?- caigo en la cuenta de que debe ser sobre la noticia del accidente- Sea lo que sea, cuéntamelo- cojo la silla de al lado y me siento.

-Mejor no…- ahora el que está incómodo es él.

-Víctor…- trato de convencerlo.

-¿Estás seguro de que…- no le dejo acabar la frase y cojo los folios y apuntes.

-Sí.

-Dame- me los quita rápidamente-. Te lo explicaré.

-De acuerdo, te escucho.

-Prácticamente todos murieron en aquel crucero- comenzó a narrar-, unos pocos se salvaron, pero de los fallecidos, solo dos cadáveres no fueron encontrados- baja el tono de voz progresivamente, como si no quisiera seguir.

-Mis padres, lo sé- le digo para que continúe.

-¿Y no te parece extraño que desaparecieran solo ellos?- me pregunta sorprendido- Yo había supuesto que fueron encontrados como los otros pasajeros, pero no.

-Era en medio del océano, tardaron horas en encontrar a todos los demás, incluso al día siguiente rebuscaron por gran parte del fondo marino- intento explicar lo que para mí era más lógico. Parece que nos hemos intercambiado los papeles, ahora soy yo el que busca la respuesta más coherente.

-De cinco mil personas más o menos, no desapareció nadie más salvo tus padres. Cuando vi esas cifras, sentí como que algo no cuadraba- su voz suena muy intensa, llena de interés-. Y me paré a pensar qué pudo pasar aquel día con ellos dos.

-¿Qué quieres decir?- estoy que exploto porque me diga lo que ha averiguado. Lo cojo de los hombros y lo giro hacia a mí para estar cara a cara- Dime de una vez que es lo que sabes.

-Creo que tus padres…- hace una pausa, mis ojos se abren con fuerza y me acerco hacia él para asegurarme poder oír lo que me tiene que decir. No soporto esta tensión- no están muertos.

 

Capítulo 4: El secreto


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El fútbol

Ayer hubo un partido de fútbol, ni siquiera sé cuál era. No es algo que me guste mucho la verdad, puedo prescindir de ello. Pero me di cuenta de la cantidad de gente que consigue mover este deporte.

La frase de: «el fútbol une a las personas» me parece un poco triste. Que esto sea una excusa para que los amigos queden o para que la familia se reúna, para mí no es bonito ni emotivo, aunque luego haya gritos y rabietas por las tarjetas amarillas o disparos fallidos.

La prueba de que esto vuelve a ser algo que la sociedad ha encasillado como algo normal, como algo beneficioso para las personas, a pesar de no ser del todo cierto (por supuesto tiene su lado bueno aunque no lo esté plasmando ahora mismo), es que algunos partidos, los importantes, se tienen que pagar. Es decir, cuando uno trata de quedar con amigos para cenar o ir al cine o hacer un viaje, el organizador no saca ningún provecho material, solo la experiencia de esa actividad, la diversión, la compañía…

Sin embargo, la parte que no todos ven es la de aquellos que nos proporcionan el fútbol a cambio de dinero. ¿Quieren unir a la gente o quieren sacar beneficio de ello?

Cuando las cosas se hacen con buena fe, uno no piensa en sacar el máximo provecho como lo hace esta gente. Para mí el fútbol vuelve a ser otra de muchas otras cosas que forman parte del marketing, de esa parte que, sinceramente, nos resultan tan normales y comunes que no nos parece malo.

La navidad, san Valentín, Halloween, esas entre muchas otras, son otro producto que nos hace creer lo que no es. La base de esas festividades o de esos días especiales, no es la de pagar algo a cambio de… es la de disfrutar de los demás sin la necesidad de recibir nada a cambio.

Yo he quedado con amigos en días de fútbol y yo siempre me ponía de espaldas a la tele. No necesitaba ver el partido, me apetecía estar con mi gente a pesar de saber que ellos iban a estar más pendientes de los 22 tíos corriendo de un lado a otro.

Con esto, algunos me comerán, y a decir verdad, eso sería bueno. No compartiría la misma opinión y un pequeño intercambio de ideas siempre sienta bien. Aquellos que quieran soltarse la melena pueden comentar, sea para bien o para mal.


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Proyecto en marcha

Puesto que ayer, entre unas cosas y otras, no pude escribir, lo hago hoy.

Algunas personas sabrán el proyecto que tengo en mente; empezar un canal en Youtube. Llevo tiempo con esa idea, cerca de dos años más o menos. Pero las cosas no se regalan y encima soy de esos chicos quisquillosos, por lo que le di muchas vueltas al tema.

Para empezar necesitaba una forma de iniciar algo así y yo, en ocasiones, suelo hacer las cosas a lo grande. No soy de conformarme con lo primero que surja y empecé a escribir un texto. Una amiga me echó una mano para ello y el resultado pues… ya lo veréis.

Después de tener los ingredientes, faltaban los utensilios para cocinar y por suerte conocí a las personas adecuadas. Por diferentes motivos fuimos alargándolo, pero eso me dio para seguir pensando sobre cómo hacerlo y mejorarlo. Además de que durante el transcurso, han ido surgiendo cosas que me han ido dando experiencia para llevar a cabo el proyecto.

Así que, ayer, la cocina estaba preparada. Quedé con la persona que me iba a ayudar en esto (muchas gracias) y comenzamos a amasar todo. Dejamos varias cosas listas, prepararemos otras diferentes para tener más opciones, iremos metiendo más detalles y para dentro de poco todo debe de estar más que acabado.

Cuando uno elige el camino adecuado o cree y siente que lo es, tarde o temprano se sentirá recompensado ese esfuerzo y el orgullo llegará con él. Es lo que me está pasando a mí y la sensación que tuve ayer fue muy buena; una nueva experiencia que me hizo salir de la rutina y conocer algo diferente.

Toca esperar y ver los resultados cuando esto comience…


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Radio

Pues como dije en Facebook ayer, iba a crear una categoría nueva para aquellos que les apetece escucharme en la radio en directo y no tienen oportunidad de hacerlo.

Trataré de resumir aquí las cosas que he ido comentando durante mi sección y además dejaré el podcast; nunca sé en qué minuto exacto empiezo a hablar y los audios no se dividen, son largos, pero me suele tocar al principio.

Por ahora os dejo el de este lunes que ha sido muy interesante: estuvimos hablando de mi última charla con los chicos del instituto, la posibilidad de acabar dando conferencias, lo útil que fue el curso de técnicas de comunicación, etc.

A parte estuvimos hablando de las novedades en twitter, que en realidad fue muy variado: Dani Rovira presentará los Goya, también el tema de Teresa Romero que al final pasó las pruebas, el día mundial del cáncer de mama, etc.

Además escuchamos una broma de «Los 40 principales», de San Bernardino.

Os dejo el podcast: Gestiona Radio


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57 páginas

AVISO: No creo que entendáis lo que viene a continuación. Es una metáfora que quise escribir hace tiempo, cada cual que decida pensar lo que quiera con esta rara entrada. Supongo que no habrá muchas más como esta.

Hoy hace un año que una persona terminó un libro de 57 páginas, cada una de ellas muy interesantes, pero las 21 finales fueron las más intensas e importantes para mí.

Cada detalle y cada palabra me daban lo que necesitaba, las ganas de seguir leyendo constantemente. Todas esas páginas me enseñaban algo y yo en algunas ocasiones solo las leía por encima, pero de una manera inconsciente sabía lo que ponía en ellas. Lo noté al terminarlo, al ver que comprendía prácticamente todo, aun habiendo perdido la oportunidad de leer al detalle algunas de esas hojas.

Sin duda hubo cosas que no entendí al acabar aquel libro, pero tenía el conocimiento para llegar a responderme las preguntas que tenía, gracias al resto de las páginas que sí leí con detenimiento. Tener una base de la que partir y poder avanzar y concluir.

Me sentí triste cuando acabé ese relato, pero como dije, tenía las herramientas y decidí  crear mi propia historia para que no acabara todo ahí. Quise seguir hacia adelante, construí un mundo nuevo, unos personajes diferentes, otros los mantuve y una aventura que desembocara a algo grande.

Día tras día sigo escribiendo, avanzo sin parar y todo por aquellas 57 páginas que me inspiraron tanto en mi vida. Gracias.


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Cuarta charla

Sí, esto de dar charlas se está haciendo más común, menos mal, ¿no?

Esta surgió hace ya hace unas semanas, en la visita que hice al instituto. Me comentaron si podía ponerme delante de unos 16 chicos bastante alocados. Según me dijeron, eran chicos algo problemáticos La verdad es que me lo pintaron muy difícil, no sabía cómo iba a ser, no sabía si podría hacer alguna que otra broma, ni si me prestarían atención en el caso de ser un soso.

Pero esto, como siempre, para mí ha sido un reto, y la verdad es que lo he superado con un notable, creo yo. Los alumnos también se llevan una buena nota porque los profesores me lo describieron bastante difícil y salvo un par de situaciones, ha sido todo muy sencillo por parte de todos.

No quiero extenderme mucho con esto. Me he sentido a gusto, ellos creo que también, como ya sucedió en la anterior. Esta es la cuarta charla y no varían mucho las unas de las otras salvo por el público; eran chicos de 1º de la ESO. Obviamente mis discursos cambian en gran parte, pero la esencia (como me dijo una vez un profesor de un curso que hice) la mantengo siempre.

Por desgracia no tuve tiempo suficiente para contarles algo que me hubiera gustado decirles, pero tal vez esto no acabe aquí.

Aun así, espero que haya logrado la intención que se tenía al contar parte de mi vida, al mostrarme allí delante de ellos y demostrarles que las cosas, a pesar de venir complicadas en algunas ocasiones, se pueden afrontar.

Uno se siente orgulloso y contento cuando los papeles se tornan y no soy yo el que está sentado aprendiendo, sino que soy el que está de pie enseñando (aprendiendo también, aunque no lo parezca).

Gracias por los regalos:

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