Kevin Mancojo

Diario de a bordo

Gloria o perdición

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Hoy tuve de nuevo clase con mis críos de 1ºG y por casualidades de la vida, hacía unos meses antes, encontré un videoclip que para mí parecer representaba, en cierto modo, la vida que tienen algunos de estos alumnos. Volví a buscarlo y lo usé para la clase. A continuación os dejo el vídeo (que resulta muy emotivo y reflexivo) y después comentaré al respecto:

Cuando vimos el vídeo les hablé de que cada de uno de los dos hermanos eligió un camino diferente: uno tomó el de la gloria y el otro el de la perdición… Les dije que ambos cayeron de maneras muy distintas: uno para volver a levantarse una y otra vez, el otro para no alzarse nunca más…

A todo esto, una de las profesoras quiso apuntar un dato importante, los dos empiezan la historia en la misma desastrosa casa y con los mismos problemas…

Un mismo inicio, dos caminos diferentes y dos finales muy distintos.

Les expliqué que eran ellos, los protagonistas del vídeo, los que decidieron cómo serían sus vidas. Solo ellos tuvieron la opción de elegir sus caminos; uno eligió el de la lucha por conseguir lo que quería y el otro prefirió tomar un sendero más tenebroso.

Mis críos no necesitaban de mis reflexiones, sabían de sobra lo que aquello significaba, pero creí importante darles el detalle de que uno llegaba a la gloria luchando por sus sueños mientras que el otro miró de frente a la muerte. Y noté en ellos las miradas reflexivas que tanto dicen sin articular palabra alguna. Sentí como sus cabezas empezaban a funcionar, a reconstruir en sus mentes posibles escenarios. Volví a crear un momento tenso, algo difícil con estos chicos. Tal vez fuera porque faltaba gran parte de la clase, no lo sé, pero de un modo u otro llegué a tocarles la vena sensible.

También les hablé de que no podían exigir nada de los demás cuando ni ellos mismos se respetan. Las quejas hacia el resto no sirven cuando uno mismo ni siquiera se intenta corregir, eso llega a ser incluso injusto y egoísta.

Además conté mis años de estudiante donde mis primeros exámenes (especialmente en matemáticas y física y química) solían acabar en suspensos, hasta que yo mismo decidía darle la vuelta al asunto y ponerme las pilas. Los profesores al ver esa actitud me trataban de una manera muy distinta; lo hacían de una manera más comprensiva. Y eso era muy satisfactorio para mí, me instaba a seguir en ese camino.

En el caso de que alguno de ellos sacara a alguna conclusión, solo podía llegar a pensar que todo depende de lo que ellos quieran hacer para su propio bien, para su futuro, para su vida. La actitud de cada uno es lo que marca la diferencia entre la gloria y la perdición.

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